miércoles, 10 de diciembre de 2014

Resumen del libro "Las Moscas" de Jean Paul Sartre

Orestes (bajo el nombre de Filipo) llega a la ciudad de Argos junto a su pedagogo. Hasta el momento, Orestes ha tenido una juventud normal. Los habitantes de Argos viven en veneración a Júpiter, su dios. Todos sus habitantes están anclados en un pasado por sus propios remordimientos. Hay crímenes e intrigas. Su soberano es Egisto y su soberana, Clitemnestra. Ambos han cometido asesinato contra Agamenón, -esposo de Clitemnestra quince años atrás, antes de su muerte-. 

Una vez al año, Egisto se pone sus vestimentas negras y hace el rito de convocar a los muertos. Está tan instalada esta creencia, que todos los habitantes sufren por la llegada de sus antepasados y las recriminaciones a las que son sujetos.

Electra, hija de Clitemnestra y Agamenón, vive en palacio, pero es reducida a la condición de una sirvienta, bajo el yugo de su madre y de su padre postizo. 

Electra y Filipo se conocen. Orestes se da cuenta de que es él hermano de Electra e hijo de Clitemnestra y se enamora de su hermana. Esta le hace ver la necesidad de que él ejecute a sus padres. Le dice que lo ha visto numerosas veces en sueños y planea con gusto su venganza, para redimirse de todas las penas que le han hecho pasar. 

Orestes cambia en un solo día de mentalidad. De joven pacífico se convierte en un joven con fuerza y deseos de venganza (o quizá de justicia). Él dice que ha encontrado dentro de sí la libertad. 

Tras matar a Egisto y a Clitemnestra, ambos huyen, buscando la libertad y la felicidad en el pueblo vecino de Corinto, sin embargo, Electra está llena de arrepentimiento y de culpas. Le caen encima las moscas que son las Furias o las Erinias. Luego, Júpiter la rescata y Electra cae a sus pies, dispuesta a vivir como hasta entonces y entregando su tan ansiada libertad. 

La multitud busca a Orestes para matarlo, pero éste, con autoridad, les hace ver su supremacía y la multitud vuelve a apaciguarse.

Obra basada en la mitología griega, cuyo tema es el crimen y la venganza.
 Conclusión: 
Orestes me pareció un personaje complejo, ya que si bien al principio de la obra se mostraba sereno, tranquilo, humilde, “que no mata una mosca”, tuvo una especie de metamorfosis. De pronto aquél carácter sumiso, se convirtió en un temperamento de extrema fortaleza física y mental, con convicción, y con la valentía suficiente para matar a Clitemnestra –su madre- y a Egipto.

Es obvio que el amor que su hermana le desató, no es amor filial, sino amor pasional, de pareja. Se ve a sí mismo como más allá del temor, del miedo, incluso a ser asesinado por las turbas, y paradójicamente esa falta de temor (que conlleva autoridad y certeza) le da la libertad total.

No sufre aparentemente (como en las otras obras) de culpas ni recriminaciones por la muerte de su madre y padrastro. Desde siempre ha creído que el acto era justo y en eso ampara su pensamiento.

Trata de convencer a Electra –al final de la obra- que no haga caso de las Erinias. “Tu debilidad es lo que les da fuerza”. Es un pensamiento muy arraigado últimamente en la filosofía “new age” y en algunas corrientes psicológicas del comportamiento humano: “A mí no se atreven a decirme nada”. Era invulnerable, porque su pensamiento se regía por lo que él pensaba que era lo correcto y no se dejó influenciar bajo ningún momento, por el pensamiento de los demás. Había conquistado su libertad, tanto externa como interna.

Electra es una niña-mujer con grandes deseos de venganza. Se muestra rebelde, furiosa, pero carente de la fuerza necesaria para llevar el deseo de venganza a hechos concretos y materiales. Siempre vio en su hermano Orestes la fortaleza. En sueños veía recurrentemente cómo él adquiría la fuerza para llevar a cambio la tan deseada venganza en contra de su madre y padrastro. 

Habiendo sido tratada como a una sirvienta, se sentía víctima de su madre y de las circunstancias. Nada de lo de su madre le parecía hermoso. La odiaba más allá de cualquier razonamiento. 

Al conocer a su hermano Orestes bajo el nombre de Filipo (y con la naturaleza inicial de Orestes: tranquila, pacífica) se ve atraída hacia él. Sin embargo, cosa extraña, ella que siempre deseó la venganza (por sobre todas las cosas) y la llegada de Orestes para llevarla a cabo, una vez que éste la ejecuta, lo desprecia por lo mismo que ella le pidió que hiciera. Electra sí tuvo enormes culpas y llegó casi a la muerte y locura debido a ella. No se dejó persuadir por los deseos de Orestes de huir hacia un mundo de paz y alegría. Se consumó en su propia venganza, sobre todo, al encontrar el enorme parecido entre ella y su madre, el cual no fue notorio sino después de la muerte de la madre.

Es irresponsable, pues no quiere (por ningún motivo) hacerse cargo de la muerte de la madre, por más que fue ella quien la concibió y quien le pasó su veneno a Orestes. La justificación fue siempre su arma… pero nada pudo impedir que “pagara” por su crimen a través de su culpa.

Júpiter se ve como un dios con características mortales. Le encantaba regodearse de la culpa del pueblo. Pensaba que aquel que fuera libre, se parecería a él y serían por tanto, idénticos y solitarios. En su propia libertad, encontraba la soledad más profunda, porque hasta ese momento, era el único en tenerla. Orestes de pronto, obteniéndola, se compara con él. Lo insta a que le sirva y se da cuenta de que Orestes está más allá del bien y del mal, que se ha liberado y que no puede más con él. Esto lo vuelve sinó vulnerable, sin poder hacia él, algo que para un dios era inconcebible.

Clitemnestra parece haber pagado muy caro el crimen contra su esposo. Si bien no tuvo remordimientos, tampoco su vida en adelante fue un jardín de rosas. Fría, orgullosa y sin instintos maternales. La misma de siempre en todas las versiones. Solo que hasta ahora me doy cuenta de que pasados los años, no logra la felicidad anhelada.

Egipto es un personaje que vivió su reinado con mucho vacío. Dejó de ser él mismo para cumplir con la farsa de ser aceptado y temido por su pueblo. No pudo sustraerse a esta farsa en la que él mismo se vio envuelto, perdiendo así, toda capacidad de dicha y libertad. 

Él mismo afirma que desde que se viste de negro, su corazón está igual y que lo mismo le da morir que vivir. Cuando se da cuenta de que Orestes lo va a matar, no opone resistencia, en el fondo quizá, hasta lo deseaba. Había perdido su rumbo, su brújula, su vida y se quedó con las manos vacías.

Las Erinas: Viven de la culpa y el remordimiento del pueblo: son las moscas. Por eso, el pueblo (que vive en culpa constante) está lleno de moscas, que a su vez, cada vez se vuelven más gordas, debido al alimento que les da la culpa y el remordimiento de sus gentes. 

Cuando Electra se ve asediada por la culpa, las Erinias la contemplan como un banquete de reyes. Tratan también de hacer caer a Orestes, pero les fue imposible, dado que él ya había ganado su propia libertad (llámese libertad de conciencia).

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